miércoles, 19 de septiembre de 2007

Maruata

Tras diez horas de bus de lujo por la noche desde el DF, más cuatro en bus cutre por la costa michoacana, Kuini y yo llegamos a Maruata. En medio de una reserva natural, esta playa está protegida porque es la única a la que llegan a desovar las tortugas negras, las cuales no vimos por cierto.

Nuestra idea es buscarnos una palapa, cuatro palos y un sombrajo, donde colgar la hamaca y habitar. Toda la playa esta llena de ellas, desiertas porque la temporada alta ya ha pasado. El pueblo parece casi deshabitado pero se nota que en verano es un hervidero.

Por el camino un wei nos hace señas desde su hamaca, cruzamos el riachuelo y nos acercamos: entre las piernas una enorme bolsa de verde, un cigarro entre las manos. Trata de convencernos de la conveniencia de alquilarle una cabaña en lo alto de su casa-colina: cama doble, mosquitera, hamaca y unas vistas increibles.

A un lado el mar, acantilados e islotes y pelícanos pescando. Al otro las montañas verde esmeralda, el río, ibis y buitres.

Nos convence, por unos 2 euros y medio cada uno la noche nos hacemos con la cabaña.

Lo primero que nos pasa es que llueve, no una lluvia cualquiera sino un espectáculo, cae con fuerza, lo contemplamos desde nuestra hamaca.



Llueve hasta la mañana siguiente, el paisaje ha cambiado, el riachuelo de ayer hoy es un río.

En el segundo día descubrimos que comer aquí no es tarea fácil. Todas las casas son restaurantes, el hombre esta sentado en su hamaca y al preguntarle si dan de comer, llama a la mujer para que te prepare algo. Sólo tienen tres productos: pescado, carne y huevos, cocinados sin florituras y sin apenas guarnición, ni rastro de la fruta y la verdura. Bueno si, verdura si, la que se pasan todo el día fumando.

Hasta el tercer día no sale el sol, pero la fuerza con la que lo hace lo compensa, en la playa hay tres personas. Tumbado en la arena observo el intenso tráfico aéreo que me sobrevuela: mariposas de todos los colores y libélulas del tamaño de un dedo casi me pasan rozando, en lo alto los esbeltos albatros planean si apenas aletear. Miro al mar, un pelícano se lanza en picado contra el agua, abre su enorme pico y engulle un pez.

Me voy al agua, con cuidado porque aquí el oceano Pacífico tiene una resaca terrible ¡Sorpresa! El agua está más caliente incluso que en la costa mediterránea.


Hasta aquí el idilio con la naturaleza casi paradisíaca que nos rodea.

Kuini se pone enferma y al cabo de unas horas yo también, las dos noches y el día y medio que nos quedan se hacen largos, los mosquitos nos devoran y la fiebre nos mantiene atontados.

La mañana antes de partir pasamos por el médico rural que pasa consulta allí. Con Kui lo tiene fácil, gracias a una muela infectada el lado izquierdo de su cara parece el de un koala, antiinflamatorios, paracetamol y antibióticos. Yo siento la espalda y el cuello rígidos así que me hace una breve inspección:

-¿Te duele aquí?-me presiona la espalda
-No-
-¿Y aquí?-
-Tampoco-
-¿Y aquí?-tocando por la zona del riñón
-Bueno, quizá me molesta un poco más-ni siquiera me duele.
-Tienes una infección en el riñón, ¿te duele al orinar?-
-No-
-Entonces la causa no es la orina-
-Gracias, ¿Me podría dar algo para la fiebre?- cojo los medicamentos y salgo corriendo.

Después de casi 24 horas de verdadero tormento, con espera de 3 horas en una estación rodeados de moscas a 35 grados y 90% de humedad y atasco de entrada al DF de otras 2, llegamos a casa. Ya me siento bastante bien, Kuini aún esta dolorida (y le durará hasta su vuelta a España)

Mi primera excursión fuera de la ciudad se salda con un empate, conocí un sitio espectacular e incluso pase unos días de puta madre, pero también topé con el reverso tenebroso de cuando se ponen las cosas feas, no hay modo de arreglarlo y te toca esperar a que se pase.

Besos, espero que con este post, mi blog supere su primera crisis.

sábado, 1 de septiembre de 2007

El problema de la ETA

Me ha pasado varias veces ya. En las típicas conversaciones así de primeras con alguien intercambiando sensaciones, similitudes, diferencias, aspectos de la vida cotidiana... entre España y México, al llegar al tema de la inseguridad y tal me comentan que es más la fama y el eco de los sucesos en los medios que lo que uno percibe en su día a día.-Como pasa allá con la ETA- añaden después.

O sea que desde acá la sensación es de que ETA es un tema más para meter miedo y vender periódicos y subir audiencias (yo añadiría la de conseguir votos o crédito político).

¿Curioso punto de vista, no?